Ordenes religiosas: Los benedictinos




La Orden de San Benito (en latín: Ordo Sancti Benedicti), (O.S.B.)1 es la orden religiosa, perteneciente a la Iglesia Católica Romana, dedicada a la contemplación, fundada por Benito de Nursia,2 que sigue la Regla3 dictada por éste a principios del siglo VI para la abadía de Montecassino. Benito de Nursia contribuyó decididamente a la evangelización cristiana de Europa, por lo que es patrón de Europa.4

Actualmente la Orden está extendida por todo el mundo, con monasterios masculinos y femeninos. En 2005, la Confederación benedictina contaba con 349 abadías y prioratos, y 7876 monjes, 4350 de ellos sacerdotes.5

Siguiendo su ejemplo e inspiración, diversos fundadores de órdenes religiosas han basado la normativa de sus monasterios en la Regla dejada por Benito, cuyo principio fundamental es Ora et labora, es decir, Oración y Trabajo.


HABITO
El hábito benedictino es generalmente de color negro, compuesto de túnica, cinturón, escapulario y capucha, y una prenda de gran flujo de llamadas la cubierta para el culto público. Durante la Edad Media, los benedictinos fueron llamados los monjes negros.




Curiosidades: En 1040 el abad del monasterio benedictino de Weihenstephan (Alemania) obtuvo de la ciudad de Freising el fuero para elaborar y servir cerveza, lo que se ha considerado como el nacimiento de la cervecería monástica. Durante los siglos XII y XIII los monjes trabajaron constantemente en la mejora de sus sistemas de producción, consiguiendo una gama de tres cervezas diferentes: una ligera para los peregrinos y sirvientes; una decente para los monjes, frailes y obreros; y una verdadera cerveza Premium para el abad, los prelados y la gente importante de la ciudad.

Monasterio de Weihenstephan (Alemania). Primer obrador de cerveza del mundo

Milagros: Un joven llamado Plácido cayó en un profundo lago y se estaba ahogando. San Benito mandó a su discípulo preferido Mauro: "Láncese al agua y sálvelo". Mauro se lanzó enseguida y logró sacarlo sano y salvo hasta la orilla. Y sólo al salir del profundo lago se acordó de que había logrado atravesar esas aguas sin saber nadar. La obediencia al santo le había permitido hacer aquel salvamento milagroso.

Milagro del joven en el agua de San Benito.