Canto cartujo de Corpus Christi



El Corpus Christi, o Cuerpo del Señor, más propiamente llamado Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, recuerda la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. La canción que se escucha en el video es el "Cantique de Saint Ambroise" (Himno de San Ambrosio), que es un himno litúrgico dedicado al Corpus Christi (la fiesta del Cuerpo de Cristo) y se canta a menudo durante las procesiones eucarísticas.

Este himno fue escrito por San Ambrosio , obispo de Milán en el siglo IV, y es una oración de adoración y acción de gracias por la presencia real de Cristo en la Eucaristía. A continuación, el video y el texto del "Cantique de Saint Ambroise".



Veni, Redemptor gentium, Ostende partum Virginis; Miretur omne saeculum: Talis decet partus Deum.
Non ex virili seedine, Sed mystico spiramine Verbum Dei factum est caro Fructusque ventris floruit.
Alvus tumescit Virginis Claustrum pudoris permanet; Vexilla virtutum micant, Versatur in templo Deus.
Procedat e thalamo suo, Pudoris aula regia, Geminae gigas substantiae Alacris ut currat viam.
Egressus eius a Patre, Regressus eius ad Patrem; Excursus usque ad inferos Recursus ad sedem Dei.
Aequalis aeterno Patri, Carnis tropaeo accingere, Infirma nostri corporis Virtute firmans perpetim.
Praesepe iam fulget tuum, Lumenque nox spirat novum, Quod nulla nox interpolet, Fideque iugi luceat.
Siéntate, Christe, rex piissime, Tibi Patrique gloria Cum Spiritu Paraclito, In sempiterna saecula. Amén."

Aquí está la traducción al español:

“Ven, Redentor de los gentiles, muestra el nacimiento de la Virgen; que el mundo entero mire asombrado de este nacimiento digno de Dios.
No de la simiente del hombre, sino de la aspiración divina, la Palabra de Dios se hace carne y el fruto del vientre florece.
El vientre de la Virgen crece, permanece el pudor del claustro, brillan las insignias de las virtudes, Dios vive en el templo.

Salid de su habitación, corte real del pudor, dejad que el gigante de dos naturalezas corra alegremente por su camino.
Salid del Padre, volved al Padre; desciende a los infiernos y asciende al trono de Dios.

Él, igual al Padre eterno, viste el manto de la carne perpetuamente fortaleciendo las debilidades de nuestro cuerpo.
Su pesebre ahora brilla, y una nueva luz ha emanado de la noche, que ninguna oscuridad puede interrumpir y la fe brilla con una luz constante.

Sé, oh Cristo, el rey misericordioso, a ti, al Padre y al Paráclito sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén."